Esta es la historia de Samael, un ratón pequeño que quiere crecer, pero que se comparta como un niño pequeño, berrinchudo y dependiente.
¿El abuelo de Samael logrará que su nieto pueda crecer?
Cuento para niños pequeños
Samael, un ratón que quiere crecer
Samael es el más pequeño de una familia de ratones, tiene 20 hermanos y 10 hermanas, todos lo quieren mucho y lo cuidan porque es el bebé de la familia. Antes, Samael se sentía feliz de recibir tanta atención, pero el tiempo pasó, todos sus amigos ya salen solos en cambio, Samael, tiene que ir al campo acompañado de sus hermanos mayores.
-¿Mamá cuando vas a tener otro hijo? -le preguntó Samael a su mamá durante una tarde lluviosa de julio.
-Ya no voy a tener otro hijo Samael -contestó su mamá-. ¿Para qué quieres otro hermano si ya tienes muchos?
-Sí, pero todos son más grandes que yo, quiero un hermano menor, porque ya soy grande.
La mamá de Samael sonrió, abrazó a su hijo y le hizo cosquillas con sus bigotes.
-Te quiero hijo, vete a jugar y disfruta este momento, ya tendrás mucho tiempo para ser grande.
Samael se fue decepcionado sintiendo que, para su mamá, también era un bebé.
El abuelo de Samael estaba disfrutando de un delicioso queso añejo en la terraza de la casa, la lluvia caía, pero el sol comenzaba a salir, el arcoiris aparecería en cualquier momento.
-Te ves decaído, Samael, ¿qué te pasa? –preguntó el abuelo relamiéndose los bigotes.
-Quiero ser grande, pero siempre seré el más pequeño de la familia. Todos me tratan como un bebé y ya no soy un bebé.
-Si quieres ser grande y que te traten como grande, debes comportarte como ratón grande.
-No te entiendo abuelo.
-Es muy sencillo Samael, te voy a poner un ejemplo, ¿qué haces cuando tienes hambre?
-Le digo a mi mamá que me de un pedazo de queso por favor.
-¿Y qué hace tu hermano Gael cuando tiene hambre?
-Va por un pedazo de queso -dijo Samael pensativo.
-¿Qué haces cuando quieres un libro que está en el estante?
-Le pido a mi mamá que me lo de porque yo no alcanzo.
-¿Qué hace tu hermana Rosita?
-Se sube en un banco porque ella tampoco alcanza el libro.
-¿Te das cuenta de la diferencia?
Samael pensó un rato, sus ojos se iluminaron y sonrió.
-Sí, abuelo, ya entendí. Si dejo que los demás hagan todo por mí siempre me van a ver como al pequeño bebé de la casa, pero si comienzo a hacer las cosas por mí mismo, entonces seré un hermano más y no sólo el hermano menor.
-Muy bien Samael. Puedes pedir ayuda y debes tener cuidado con las acciones que pueden lastimarte, claro que no vas a hacer todo solo, pero debes comenzar a realizar pequeñas actividades sin pedir apoyo a los demás.
-Te quiero mucho abuelo.
Samael abrazó a su abuelo, a partir de ese día dejó de portarse como un bebé, no hizo berrinche, ayudó en la casa como sus hermanos mayores y su mamá hasta lo mandó a la casa de Doña Micaela ¡solo!.
Samael fue muy feliz, quería crecer y lo estaba logrando.
FIN