¡Espero que disfrutes la lectura!
Cuento con la letra i para niños de primero de primaria
La iguana de Isabel
Isabel vio una iguana a mitad de la calle y se quedó inmóvil. Era la primera vez que veía un animal como ese: parecía un dinosaurio en miniatura, de color verde con unas manchas café, su cola era muy larga y parecía que tenía espinas saliendo de su espalda.
La iguana también se quedó inmovil, tan quieta que podía confundirse con una piedra. Isabel dio un paso hacia el animal, para observarlo mejor, pero la iguana se movió con rapidez y se metió en un hueco bajo la banqueta.
Isabel se sintió mal por asustar al animal
-¡Disculpa! -gritó -, no quería asustarte, solo quería verte mejor.
Isabel corrió hacia su casa -mamá, ¡mamá! Vi un animal increíble, inmenso, creo que es un animal como ese que vimos en el tortugario, pero éste era más grande y de color verde con café.
-¿Viste una iguana? -le preguntó su mamá.
-Creo que sí.
-Aquí encontrarás muchos animales, es la ventaja de vivir en un pueblo tan pequeño y a la orilla del mar. Pero no vayas a tocarla porque no sé si muerda o te pueda hacer daño. ¿En dónde la viste?
-En la calle, a la mitad de la cuadra, se escondió bajo la banqueta.
-Bien, ahora ya tienes algo nuevo para contarle a tus amigas. ¿Ya tienes todo listo para ir a la escuela mañana?
-Sí
-¿Estás emocionada?
-Nerviosa, no sé cómo serán las niñas de esta escuela, mamá.
-Te irá muy bien, verás que el quinto grado será increíble.
Al día siguiente, Isabel se despertó muy temprano, se puso su uniforme y se fue sola a la escuela.
-Es la primera vez que no me llevarás a la escuela, mamá.
-Solo caminarás dos cuadras, este pueblo es muy tranquilo y seguro, no es como en la ciudad. Dame un abrazo, te deseo mucho éxito en tu primer día de clases. Nos vemos en la tarde.
-Claro, mamá, te quiero.
Isabel se fue a la escuela, llegó en menos de cinco minutos.
Era muy temprano, no había alumnos, solo dos maestros que la saludaron amablemente, le preguntaron su nombre
y le indicaron cuál era el salón de quinto grado. Isabel dejó su mochila en el salón y salió a explorar la escuela que tenía un gran jardín, un lugar para comer al aire libre y dos canchas de basquet.
-Creo que la pasaré muy bien aquí.
-Creo que sí -le contestó una voz rasposa que parecía salir de la barda del colegio.
Isabel se sobresaltó un poco, volteó para saludar al dueño de esa voz, pero no vio nada.
-Estoy acá, sobre la barda, no te asustes. Solo vine a decirte que acepto tus disculpas.
Isabel observó la barda, no había nadie.
-Dije, sobre la barda, no recargado en la barda.
Entonces la vio: era la misma iguana del día anterior. Isabel estaba a punto de gritar, pero la curiosidad fue más grande que su miedo.
-¿Cómo es que sabes hablar?
-Soy una iguana muy inteligente.
-¿Y hablas con todos los niños de aquí?
-No, casi todos me tiran piedras, pero tú te portaste muy bien ayer. Ya están llegando los niños, me voy. Ya sabes
donde vivo, si quieres, puedes ir a visitarme después de la escuela.
Isabel quedó impactada, durante el resto de la mañana no pasó nada tan interesante como su encuentro con la
iguana.
-¿Cómo te fue en la escuela? -le preguntó su mamá
-Increíble, mamá, todos son muy amables. Mamá ¿crees que es posible que un animal hable?
-Si es un loro, sí.
-¿Y si es una iguana?
-Las iguanas no hablan.
-Ya sé.
Isabel se puso a hacer su tarea, se preguntaba si la iguana de verdad había hablado o si alguien le había hecho una
broma. Al terminar su tarea decidió ir a buscar a la iguana.
-Mamá, voy a caminar a la plaza.
-Muy bien. Pero no te vayas más lejos.
Isabel salió de su casa, vio a la iguana que tomaba el sol en el mismo sitio del día anterior.
-Hola -dijo Isabel
-Hola -contestó la iguana.
-Es la primera vez que conozco a una iguana que habla.
-¿Y has conocido muchas iguanas que no hablan?
-Solo una. ¿Hay mucha iguanas que hablan?
-No lo sé, en mi familia todas hablamos, aunque no nos vemos muy seguido.
-¿Puedo ir por mi mamá? No me creerá si le digo que hay una iguana que habla.
-Mejor no le digas que sé hablar
-¿Por qué?
-Porque a los adultos hay que darles muchas explicaciones, si no tienen suficientes creen que se están volviendo
locos.
-Tienes razón… será nuestro secreto. Me tengo que ir, mañana regreso.
Los días pasaron, Isabel visitaba a su amiga, Ignacia, la iguana, todas las tardes, se hicieron muy amigas, un día
Ignacia le confesó a Isabel su mayor secreto.
-¿Sabes qué me gustaría ser?
-¿Cuándo seas adulta?
-Ya soy adulta, y por eso sé que quizá nunca podré cumplir mi sueño.
-Mi mamá dice que los sueños siempre pueden cumplirse.
-Quiero ser famosa
-¿Cómo famosa?
-Tengo una prima, Indira, que siempre presume porque todos la conocen, un señor le tomó fotos y está en toda la red. No se muy bien cuál red, pero se la pasa diciendo que es famosa.
-Creo que se refiere a Internet, tú podrías ser famosa si te hago un vídeo y te pones a hablar.
-¡Pero no quiero que se enteren de eso! solo quiero salir en fotografías.
-¡Pues te tomo unas fotos y las subo!
-¿Puedes hacer eso?
-Claro, es muy fácil.
Tomar fotos fue muy divertido, Isabel le pidió a su mamá que compartiera las imágenes con sus amigos y así mucha
gente pudo conocer a Ignacia.
Ignacia estaba feliz por cumplir su sueño, un día Isabel se fue del pueblo, pero prometió volver cada vez que pudiera.
Ignacia tuvo hijos, sus hijos tuvieron más hijos, y toda la familia escuchaba la historia de la abuela con sus imágenes
famosas y su amiga Isabel.
FIN
Actividades sugeridas para hacer durante
la lectura:
1.- Encuentra las I y i que aparecen en el
cuento
2.- Dibuja a Isabel y escribe su nombre
3.- Dibuja a Ignacia y escribe su nombre
4.- Inventa un final diferente para la
historia
5.- ¿Cómo te imaginas a Indira? inventa
una historia de ella y su foto famosa en
Internet.