Este cuento con la letra k para niños de primero de primaria se llama “El koala de Karla” y  forma parte de la serie Cuentos de la A la Z puedes descargarlo en PDF dando click a este enlace.

¡Espero que disfrutes la lectura!

Cuento con la letra K para niños de primaria

El koala de Karla

Los koalas son unos animalitos muy tiernos, con ojitos redondos pequeños y una gran nariz negra, son originarios de Australia y en ese lugar está la mamá de Karla.

Karla no vive en Australia, ella se quedó con su papá en la ciudad de México.

La ciudad de México es muy grande y gris, tiene millones de autos, edificios altos y personas muy ocupadas que siempre tienen prisa por llegar a otro lugar. A Karla le asusta un poco tanto movimiento y siempre le toma la mano muy fuerte a su papá cuando tiene que subir al metro para ir a la escuela. Va a la escuela de lunes a viernes y se queda ahí hasta las 7 de la tarde cuando su papá sale de trabajar y llega por ella para ir a casa.

La casa está vacía y no huele a comida como olía la casa en Puebla donde Karla vivía con sus papás antes de que se separaran. Karla era feliz, pero mamá y papá gritaban mucho y un día le dijeron que ya no podían seguir juntos y que mamá se iría a un lugar muy lejos, solo por unos meses.

Antes de irse a Australia, la mamá de Karla le regaló un koala de peluche al que abrazó muy fuerte -aquí está todo mi amor – le dijo a Karla. -Sólo estaré lejos un año y ese tiempo se pasa pronto, después regresaré y viviremos juntas otra vez.

-¿Con mi papá? ¿Todos juntos como antes?

-No lo sé.

-No quiero que te vayas -dijo Karla llorando.

-No llores, te quiero mucho, pero necesito irme un tiempo. Voy a trabajar, traeré dinero y aprenderé muchas cosas.

-¿No puedes trabajar aquí?

-No, Karla sé que es difícil de entender, pero después cuando estés más grande te darás cuenta que todo fue por nuestro bien.

Karla dijo que sí aunque no entendía cómo estaría bien sin su mamá.

El koala de Karla olía al perfume de mamá y Karla se dormía abrazándolo muy fuerte porque así sentía que su mamá estaba junto a ella.

Un día llegó la abuela de Karla a visitarla y lo primero que dijo al ver al koala fue -¡qué sucio está este juguete! Vamos a darle un buen baño.

Karla abrazó al koala muy fuerte para que no se lo quitaran.

-No, abuela, mi koala no se puede bañar.

-Sí puede, lo vamos a poner en la lavadora ahora mismo.

Karla salió corriendo y se escondió bajo la cama.

La abuela de Karla no era dulce y amable como las abuelas de las historias, tampoco contaba cuentos ni hacía pasteles, pero sí sabía regañar y asustar a todos los niños. Karla sabía que tendría que obedecerla, pero no quería que su koala quedara sin el aroma a mamá ¿qué haría en las noches cuando más extrañaba a su mamá y sus abrazos?

Los zapatos negros y puntiagudos de la abuela de Karla se asomaron bajo la cama.

-Sé que estás ahí, señorita, no me puedo agachar porque me duele la espalda así que te ordeno que salgas inmediatamente y me des a ese muñeco de peluche para lavarlo.

-No, abuela, por favor.

-¿No qué?

-No lo laves, por favor. -Karla no pudo evitarlo y comenzó a llorar.

-Karla, no llores, no estoy haciendo nada para que llores. Ya eres grande y puedes hablar en lugar de hacer berrinches ¿verdad?

-Sí, abuela.

-Entonces, sal de ahí y dime por qué no quieres que lave ese juguete.

Karla se limpió las lágrimas y salió para enfrentar a su abuela, porque hay momentos en los que debes hacer cosas aunque no quieras hacerlas. Puso al koala tras su espalda y respiró profundo pensando muy bien en lo que diría para convencerla.

-Abuela, hace mucho tiempo que no veo a mi mamá, y la extraño mucho.

La abuela de Karla hizo algo que nunca hacía: sonreír.

-¿Y eso que tiene que ver con el peluche?

-Ella me lo regaló y antes de irse lo abrazó muy fuerte. Huele a ella. -Karla le dio el koala a su abuela, quien lo tomó y lo olió.

La abuela de Karla hizo una mueca de disgusto, pero le regresó el koala a Karla.

-Sigo pensando que necesita un baño, pero ya se lo dará tu mamá cuando llegue. Vamos a preparar la cena favorita de tu papá.

-Gracias, abuelita.

Los días pasaban y el aroma en el koala de Karla casi había desaparecido, Karla hacía exámenes finales y pronto terminaría su primer año de primaria.

Un día el papá de Karla llegó temprano a la escuela -tengo una sorpresa -le dijo a Karla -iremos a un lugar muy especial.

Karla reconoció el camino y gritó emocionada -¡los aviones! ¿ya llegó mi mamá?

-Sí, hoy llega y tiene muchas ganas de abrazarte.

Fin

Actividades sugeridas para hacer durante la lectura

1.- Encuentra las K y k que aparecen en el
cuento
2.- Dibuja a Karla y escribe su nombre
3.-Dibuja al koala y ponle un nombre especial

¿Tienes muñecos de peluche? dibújalos y escribe su nombre.